Un Día en la Vida de un Pastelero Madrileño: Desde el Amanecer hasta el Anochecer

Pastelero trabajando

Un Día en la Vida de un Pastelero Madrileño: Desde el Amanecer hasta el Anochecer

El arte de la pastelería no solo se trata de mezclar ingredientes, hornear y decorar. Es una danza meticulosa entre la precisión, el tiempo y la pasión, especialmente para un pastelero madrileño, cuyo día comienza mucho antes de que la ciudad despierte y se extiende hasta que las luces de la ciudad parpadean en la noche.

Amanecer: Preparativos y primeros pasos

Antes de que los primeros rayos del sol iluminen las calles de Madrid, el pastelero ya está en la cocina, organizando ingredientes y preparando las herramientas. Este es el momento ideal para comenzar a trabajar en aquellas masas que requieren más tiempo, como el icónico roscón de reyes, que necesita largos periodos de fermentación.

Mañana: Hornear y montar

Con los ingredientes ya mezclados y las masas en reposo, comienza el proceso de hornear. El pastelero debe ser rápido pero cuidadoso, garantizando que cada pieza salga perfecta. Las vitrinas de la pastelería deben estar listas y llenas a primera hora, cuando los primeros clientes acuden en busca de sus dulces favoritos para comenzar el día.

Mediodía: Picos de trabajo y ajustes

La tarde suele ser un período de ajetreo, con nuevos lotes de productos que se hornean para reemplazar los que se han vendido. Además, es el momento de preparar las bases para las creaciones de la tarde. Aquí también se realizan ajustes, teniendo en cuenta cuánto se ha vendido durante la mañana y previendo lo que se necesitará para la tarde.

Tarde: Últimos toques y preparativos para el día siguiente

A medida que avanza la tarde, el pastelero comienza a preparar los productos que se venderán hasta el cierre. Sin embargo, el equilibrio es crucial. Hornear en exceso podría llevar a excedentes, pero no hacer suficiente podría decepcionar a los clientes. Además, dado que la frescura es esencial, los productos deben consumirse rápidamente, lo que significa que no es conveniente tener grandes cantidades sobrantes al final del día.

En el caso de Embassy, todo el excedente es donado con fines sociales, facilitando el aprovechamiento de la producción y garantizando siempre la máxima frescura del género disponible en tienda en cada momento.

Anochecer: Reflexión y descanso

Una vez que la pastelería cierra sus puertas, el pastelero tiene la oportunidad de reflexionar sobre el día, considerar lo que salió bien, lo que podría mejorar y comenzar a planificar para el día siguiente. Aunque es un trabajo exhaustivo, la satisfacción de crear delicias diarias para los madrileños es incomparable.

La vida de un pastelero en Madrid es, sin duda, intensa. Pero el amor por el arte, combinado con la dedicación a la tradición y la calidad, hace que cada día, desde el amanecer hasta el anochecer, sea una jornada llena de pasión y sabor.

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