Celebración pública de Embassy y reivindicación de los santos lugares de Madrid

Celebración pública de Embassy y reivindicación de los santos lugares de Madrid

Ayer tuvimos el enorme placer de recibir en el local de Castellana 12 a multitud de amigos, clientes y vecinos preocupados por la situación de la empresa. El éxito de la convocatoria pública y espontánea hizo necesario la limitación del acceso para no superar el aforo del local.

Queremos hacer público nuestro más profundo agradecimiento por las múltiples muestras de afecto recibidas tanto personalmente en este mismo local, en las tiendas de Potosí, Aravaca y La Moraleja y en las redes sociales con la etiqueta #TodosSomosEmbassy.

Para facilitar a todo el que lo desee expresar sus sentimientos y experiencias vividas queremos publicar esta entrada en el blog. Son muchas las historias personales entrañables y los recuerdos que nos han transmitido los clientes a lo largo de los 86 años de historia del salón de té. Nos gustaría hacerlos públicos compartir entre todos las anécdotas, detalles y deseos conmovedoras que hemos disfrutado.

Empezamos compartiendo el manifiesto de la cariñosa reunión de ayer, 15 de marzo de 2017.

Celebración pública de Embassy y reivindicación de los Santos Lugares de Madrid

Todavía existen bares en Madrid donde nadie nos llamará “chico”, restaurantes en los que no es obligatorio el pez mantequilla e incluso tiendas de ropa cuya clientela no ha de guardar cola en la calle. Pero no nos engañemos: desde el adiós de la pañerías catalanas de Atocha a la clausura de las grandes mesas de Chamartín, estos establecimientos van a menos.

Ahora, tras tener noticia del próximo cierre de un lugar tan central en la historia íntima de Madrid -y en la historia española de la tolerancia- como es Embassy, los madrileños no podemos más que reaccionar para conservar nuestros santos lugares. Y la mejor manera de conservarlos es seguir yendo -cada vez más- a ellos. Sólo con esa asiduidad evitaremos el llanto y el crujir de dientes, aquel lamento por no haber frecuentado más Príncipe de Viana o por haber traicionado el café de media tarde de Helen’s.

Para que una ciudad sea algo más que un municipio necesita enclaves de memoria, lugares con significado y con relieve, locales comerciales que han acompañado la vida de generaciones hasta mezclarse con la propia urdimbre de la ciudad. Cosmopolitas o castizos, populares o elegantes, aún persisten lugares con un sentido del honor hacia sí mismos. A ellos les debemos su capacidad para arraigar en lo local y darle belleza y sentido. Para hacer de la cotidianidad un placer. Para -más prosaicamente- no convertir un gin-tonic en un invernadero ni un taburete de bar en un potro de tortura..

Bebamos, pues, el vermú de Bodegas Casas, seleccionemos los quesos en Cuenllas; demos, sin temor, una vuelta más a la prensa de Horcher. Visitemos estos santos lugares, ahora que ya no podemos añadir “y tantos otros más”. Porque en ellos se delinea una geografía sentimental que aún nos permite soñar Madrid como lugar de cortesía.

Como celebración pública del legado de Embassy, y como homenaje a los locales más seleros de Madrid, quedan todos convocados a un té fraternal en el propio salón de Embassy -Castellana con Ayala- este miércoles 15 de marzo a las 19h30.

Firmantes:

Juan Manuel Bellver, Rosa Belmonte, Albert Boadella, Fátima de Burnay, Jimmy Burns-Marañón, Lorenzo Caprile, Álvaro Castejón (Alvarno), Luis Alberto de Cuenca, José Fernández-Pacheco (Josie), Elsa Fernández-Santos, María Fitz-James Stuart, Emilia Landeluce, Arnaud Maillard (Alvarno), Beatriz Moreno de la Cova, Ramón Pérez-Maura, Igancio Peyró, Raúl Prieto, Laura Put, Elvira Roca, Antia de Ron, Ana Romero, Rocío Satrústegui, Víctor de la Serna, Jesús Terrés, Joaquín Torres, Alfonso Ussía, Carmen Valiño, María Vela Zanetti.

¿Cuáles son tus mejores recuerdos y experiencias en Embassy? Comparte tus comentarios.

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Comment (1)

  • Manuel Reply

    Siempre que estoy en Madrid reservo un pequeño rato para dejarme caer por Castellana 12. Para mí es un lugar de recuerdos. De entre ellos, unos son míos y otros prestados. Cada vez que acudo y me tomo un chocolate suizo con tarta de limón -que debería ser objeto de un monumento granítico de colosales dimensiones- vienen a mi mente imágenes de épocas anteriores, donde un té significaba infinitamente más de lo que hoy pueda suponer; cierto aroma a espionaje, sofisticación y aventuras impregna las paredes de un modo tan exquisito que se vuelve para mi una experiencia que vuelvo a extrañar cada vez que la vivo. Entre todos mis recuerdos hay uno, propio, que viene a la mente cada vez que traspaso el umbral, y es Ella. La mujer a quien no supe que amaba, la muchacha a quien me obligué a olvidar. A Ella le recuerdo aguardándome en una cita a la que llegaba tarde mientras se tomaba un delicioso refrigerio que compartimos. Amén. Fueron escasos cuarenta minutos en Embassy, pero una vez más, el Salón volvía a ser testigo de un amor imposible. Por eso vuelvo, porque le espero cada vez que piso Madrid; porque esperanzado espero que mientras doy un sorbo a mi chocolate ella aparezca y mi corazón vuelva a latir. Mientras tanto, cada vez que pise Madrid, seguiré ahogando la pena por lo que se fue y no volverá en chocolate suizo con tarta de limón.

    16/03/2017 at 6:15 pm

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